La Ciencia corrobora las bondades de este tradicional arte marcial originario de Oriente. Ayuda a combatir la hipertensión y mejora la calidad de los huesos, entre otras cualidades.
Del lejano imperio milenario, la sociedad occidental ha aprendido grandes lecciones de cómo cuidar el espíritu y la materia. Así, el Tai Chi, o más correctamente Tai Chi Chuan, responde a la búsqueda de un entorno armónico a través del equilibrio entre el cuerpo y la mente mediante la práctica del ejercicio físico diario. Considerado también un arte marcial, sus movimientos naturales permiten mantenerse ágiles y ligeros hasta la vejez.
Por ello, se entiende esta actividad como una garantía de salud. «A través de la práctica del Tai Chi Chuan se puede recuperar la salud. Si hay enfermedades, también se puede usar para curarlas. Esta teoría es la misma que la de la Medicina Tradicional China, principalmente hay que alimentar el “qí” (energía vital) original de cada persona. Este “qí” original es el que se denomina en el Tai Chi Chuan “qi” del “dan tian”. El “dan tian” (pronunciado “tantien”) es un campo energético ubicado aproximadamente en la zona del ombligo, por dentro», explica con detalle el maestro Zhang Xiumu, de la Asociación Hispano China de Tai Chi.
Sus bondades también han sido avaladas por la Ciencia, cuyas investigaciones así lo han demostrado. Una de las últimas, realizada por el Instituto Nacional de Salud de EE UU reconoce este arte marcial como la herramienta idónea para la recuperación de pacientes con determinadas patologías mentales. Yoshitaka Iwasaki resalta que «a través del Tai Chi los enfermos consiguen responder a sus necesidades mentales, ya que requiere una gran concentración, pero no demasiada exigencia física».
Otros estudios han observado la mejora de la masa ósea en personas mayores mediante la práctica continuada del Tai Chi, durante 15 semanas, es decir, una disminución de la osteoporosis. «Ya se había comprobado científicamente que el ejercicio continuado suave, como la natación, el caminar diariamente... también mejora la densidad ósea», apunta José Miguel Guijarro Galiano, presidente de Somacot (Sociedad Matritense de Cirugía Ortopédica y Traumatología). «Todas las artes marciales orientales se basan en la armonía de la mente y el cuerpo, “mens sana in corpore sano” de los autores latinos. Por eso, con toda seguridad, el Tai Chi es una filosofía profunda y va más allá de la concepción que aceptamos actualmente en nuestra sociedad como mera tabla de gimnasia», añade Guijarro.
Además, «como terapia de la salud, alivia y cura muchas enfermedades tales como la hipertensión, problemas gástricos, artritis, enfermedades del corazón, depresiones, anemia, mejora la circulación sanguínea, el equilibrio físico, psíquico...», explica Kazuko Ontai, directora del Centro Ceitai de Barcelona. Desde la Fundación Luis Cartolana, puntualiza los beneficios: «Hay una mejora considerable de toda la estructura corporal, desde el apoyo plantar, rodillas, caderas columna, hasta la cabeza y sobre todo la zona lumbar y cervical, esto proporciona una mejora en la calidad de vida de las personas con dolores de espalda y cuello, así como una prevención para futuras dolencias».
Desde el punto de vista de la Sociedad Española de Reumatología, su portavoz, Manuel Castaño Sánchez, subraya que «realizar Tai Chi regularmente mejora el tono muscular y los ligamentos, que aguantan y resisten mejor, pero siempre, si se realiza bajo la supervisión de un especialista». Además, Carlos Martínez, presidente de la Asociación de Tai Chi Taoísta de España, añade que «en sí mismo, bien enfocado y con una adecuada supervisión de la práctica, es un arte de salud, tanto física como mental e incluso espiritual».
Popularidad
En Occidente, se práctica desde hace no mucho, aunque en su país de origen se llegan a ocupar grandes espacios al aire libre. En España, el Observatorio de las Terapias Naturales apuntaba en un estudio que cerca del 65 por ciento de las personas que optaban por este tipo de medicina tradicional practicaba el arte marcial. La expansión de esta práctica también se debe a la diversidad de escuelas y por tanto, de corrientes que existen.
Ontai expone que «hay varios tipos además de los conocidos como suaves, también hay modalidades muy energéticas lo cuál es bastante desconocido todavía en el mundo occidental, ya que el Tai Chi es de origen arte marcial. Sin embargo la filosofía taoísta y sabiduría de medicina china están siempre presentes en la practica». Entre ellas se puede destacar Chen, Yang, Wu (Hao), Wu, Sun, Taiji Quan Contemporáneo, Pakua Chang, Wudang y Chi Kung, entre otros.
No existe un perfil concreto apto para el Tai Chi, aunque, por la suavidad de movimientos los mayores podrían ser los candidatos ideales, como apunta Guijarro, «al basarse en la coordinación, consigue unos resultados excelentes, ya que permite una buena tonificación muscular y mejora el equilibrio disminuyendo el número de caídas, que tanta patología supone en el anciano, evitando así muchas fracturas». Por su parte, Ontai manifiesta que «quienes la practican acostumbran a sentir una estadode bienestar general, ya que provoca la segregación natural de las endorfinas, las sustancias glandulares que producen una serena sensación de alegría, equilibrio, apertura y sentido de oportunidad».
Noticia aparecida en el diario La Razón
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